A todos nos sorprendió el triunfo de Mauricio Macri en la capital del país por mas de 20 puntos sobre el candidato Kirchnerista Daniel Filmus. La misma ciudadanía que gano en ese distrito se vio sorprendida ante el contundente triunfo de Cristina Fernandez en las primarias a nivel nacional.
Evidentemente, hay algo que no estamos mirando o que nuestros parciales puntos de vista no perciben. Por suerte las urnas, nos dan cuenta con certeza de lo que la mayoría quiere. Celebremos que la democracia esta afianzada y no hay riesgos ni espacio para que algunas minorías mesiánicas intenten volver, como en el pasado, imponiendo su mezquina voluntad por la fuerza o a través de algunos medios de comunicación que fueron siempre cómplices de ellas y que se jactaban hasta hace poco, de que ningún presidente soportaría más de tres tapas de su diario.
Se abre una etapa de reacomodamiento de todos los actores sociales, políticos y económicos ante tan contundente resultado electoral. Es más, sectores que estaban en contra del gobierno o de alguna de sus políticas, comienzan acercarse y esto no es malo, siempre es bueno lograr un acercamiento entre sectores o grupos en conflicto, es la muestra del triunfo de la política como herramienta de transformación social. El modelo se consolida y los que lo llevan adelante, que no son mas que aquellos que interpretaron el momento histórico, están dispuestos a ir por mas. Hablamos de un modelo amplio, trasversal y abierto y en el que deben convivir todos estos actores que por supuesto no están libres de conflictividad y que justamente hacen en esa conflictiva convivencia un espacio democrático, crítico, autocritico y muchas veces vulnerable a ataques despiadados. La condición para pertenecer o ser parte de este modelo de país no debe ser otra que el respeto incondicional por las mayorías, que es lo mismo que decir que nadie puede tener intereses o proyectos que estén en su contra.
Ahora, ¿Cómo saber quién o qué está a favor o en beneficio de los más? Juzgar por el trabajo realizado, ver qué hicieron, qué gestión tuvieron o tienen, puede ser una manera. Todos sabemos qué está bien y qué está mal, quienes hacen las cosas bien y quiénes no. Apliquemos simplemente el sentido común, que no es más que el sentido al que recurren las mayorías cuando eligen a sus representantes.
Los pueblos saben elegir y aprenden de sus errores, tenemos que volver a confiar en nosotros, no hay que tener miedo a las transformaciones y a los cambios porque aparte son inevitables. Lo bueno de este momento es que podemos ser protagonistas de esos cambios históricos, que no solo se dan a nivel local sino que son globales. El sistema está haciendo agua por todos lados y La Argentina ya es ejemplo de muchas de las cosas que se pueden hacer para mejorar la calidad de vida de aquellos que fueron desplazados. (no es necesario enumerar todas las cosas que se han hecho, todos saben cuáles son, la lista es larga)
Alguien dijo que soñar es hacer, y así comenzó todo. Hoy las primeras realidades de esos sueños empiezan a verse. Las mayorías emergen sin permiso defendiendo sus conquistas y nosotros aquí tratando de entender y siendo modificados por lo que pasa y de lo cual,querramos o no, somos parte.