martes, 4 de septiembre de 2012


ESTOY ENOJADO, MUY ENOJADO


A veces, determinadas actitudes me desconciertan. No logro entender el motivo, la necesidad de ellas. No comprendo su porque y me cuesta mucho trabajo encontrar una explicación de sentido común. 
Las últimas noticias nos hablan de la posibilidad de votar a los 16 años y de  la retención del 15% en las compras con tarjeta de crédito en el exterior.  Ambas medidas están viciadas por los  mismos  rasgos,  la soberbia y la poca humildad de reconocer los errores.  Por otro lado son temas polémicos que no suman, solo fastidian y son impulsados por vivir en un microclima que les obnubila, por momentos,  la buena razón que han inspirado e inspiran en general las buenas decisiones que este gobierno y el anterior vienen tomando en beneficio de las mayorías.
¿Esta claro que “todos” podemos equivocarnos? ¿Los políticos entran dentro de este “todos”? ¿o ellos no se pueden equivocar? ¿Esta claro que podemos pedir disculpas por un error? Estas mínimas cuestiones que son parte de todos los días, de nuestra convivencia familiar, laboral o comunitaria ¿no córre para los elegidos por nuestro voto?  ¿Qué son, de otro planeta?
La búsqueda del voto de los menores de 16 años, tiene un objetivo electoral y político y no es una cuestión de derechos. Puede haber algún estudiante secundario que tenga la madures para tomar una decisión tan importante como elegir un representante pero no son la mayoría, darle esta posibilidad, y convertirlos en ciudadanos plenos, dejaría abierto el camino para la baja de la edad de imputabilidad en los delitos.  En este manotazo mezquino de sumar unos votos mas, queda al descubierto  el  camino que falta recorrer para pasar de una democracia formal, que define sus candidatos cada 2 o 4 años, a una democracia real donde la participación sin distinción de edades se de todos los días y en las organizaciones naturales de cada sector (estudiantes, vecinos, trabajadores etc). La necesidad del voto a los 16 es una necesidad de la militancia y quizás estaría bueno que pudieran votar antes de los 16, pero no es una cuestión inspirada en el respeto a los derechos de las mayorías. Por eso me da la sensación que el tema esta presente en un sector militante y activo de la sociedad que vive por momentos un microclima en donde piensa que lo que ellos sienten es lo que sienten los mas.  Este vicio de la política y de su sector dirigente ya nos ha traído graves problemas en el pasado y no podemos dejar que vuelva a ocurrir que un grupo o vanguardia esclarecida empiece a alejarse de las necesidades mas urgentes del pueblo. No tiene sentido discutir esto ahora. En los barrios, o en el territorio como lo llaman, no es una necesidad votar a los 16. El pueblo, la gente común tiene otras prioridades:  el trabajo, la vivienda, educar a sus hijos y que estén sanos. Nada mas que eso necesita para ser feliz.
El la misma dirección, aplicar el 15 % a las compras de las tarjetas de crédito en el exterior es apuntarle directamente a un sector que no encontró,  ni encuentra una inclusión económica en el sistema, los monotributistas o cuentapropistas pequeños. Según Echegaray es 0.1 % de la gente que viaja al exterior. ¿Cuale es? No entiendo, ¿me perdí algo? Es poner en la opinión pública un tema que como el anterior muestra la ineficacia de la AFIP en el control de este sector dentro del territorio argentino. Es darle carne fresca a los Leones (los medios) que esperan gustosos estos platos servidos. Es lógico que entre tantas medidas buenas, según mi punto de vista, se escapen estas. Pero porque no ir para atrás, cual es el problema de reconocer que esta mal o que no es el momento de su debate y verse en la obligación de hacer un esfuerzo enorme por defender algo que no es tan necesario ahora.
Ayer hablaba con mi hermana, ex directora de escuela pública, con una trayectoria intachable, que ha dado mucho mas a la sociedad, que muchos funcionarios que salen por los medios a defender lo indefendible y me decía: ESTOY ENOJADA, MUY ENOJADA.  Te digo hermana: YO TAMBIEN ESTOY  ENOJADO, MUY ENOJADO.

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